viernes, 23 de febrero de 2018

Un libro que es una joya

Todo lo que he leído de Claudel lo enmarco en lo mejor de la  literatura que conozco, una narrativa exquisita en la que poesía y palabras  cuidadosamente elegidas sugieren bellas imágenes consiguiendo que todo parezca sencillo, sin artificiosidad, a la vez que describe la peor fealdad y podredumbre del género humano. Esta pequeña novela de Claudel, no tiene como objeto prioritario asuntos escabrosos (aunque no están ausentes del relato: “Pero también está el daño que he hecho a mi alrededor, que otros hicieron antes que yo, esas naderías, esas masacres, esos genocidios, esas citas fallidas, esos crímenes contra la humanidad o la especie, que mis palabras jamás lograrán reparar”, p. 77), resultando ser un verdadero  deleite para los sentidos, una joya  en la que se funde una amalgama de placeres estéticos a los que además del arte literario, se suman la pintura, la música y me atrevería a decir que también los perfumes y rumores de su Lorena natal. Todo ello envolviendo un relato bibiográfico (supongo que me acabo de inventar el término) con uno de los finales más redondos que recuerdo haber leído nunca. Lo dicho, una joya para todos los sentidos. 

Por si todo lo anterior fuera poco, siempre tendré que agradecer a este libro el descubrimiento de un nuevo pintor al que, a poco que pueda, no voy a dejar de visitar, Mr.ÉmileFriant.

Algunas pequeñas píldoras poéticas de las muchas que se encuentran en una página, sí y otra, también:

“ Esos pocos centímetros que me separaban del mundo de abajo, ese vacío inmenso que me permitía menear las piernas, sin que nada me impidiera este balanceo juguetón, expresan hoy en mi mente la distancia exacta entre la felicidad y su asesinato”, (p.16)
“Escribir es también un zurcido, un zurcido más o menos hábil de una vieja tela agujereada con mentiras y verdades que los hombres se pasan unos a otros desde hace milenios” (p.43)
“… aferraban entre los dedos sus rosarios, sus pequeños bolsos y lo que les quedaba de vida” (p. 56)

“Este es el motivo por el que escribo, por el beso de mi madre que ya no puedo recibir hoy porque está muerta” (p. 77)

"El día de Todos los Santos es sin duda precioso ..."  p. 59



Un análisis más completo y detallado de la obra aquí.

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