miércoles, 17 de enero de 2018

Americanah





Quienes amen la lectura con pasión entenderán muy bien la desazón que provoca un buen libro en el ánimo. Conforme se pasan las páginas con ansiedad para avanzar en la historia se va instaurando  un deseo profundo de ralentizar la lectura, de retardar al máximo ese ansiado final… El libro, sus personajes forman ya parte de mi vida (o yo de las suyas) y no quiero abandonarlos. Pasa muchas veces, cuanto mejor es el libro, más intensa es la zozobra, tal  y como me ha ocurrido una vez más con Americanah* de ChimamandaNgozi Adichie, Ed. Random House.

“En este país (EEUU) no se puede escribir una novela sincera sobre la raza”, p.438, afirma uno de los personajes del libro, sin embargo Ngozi lo ha escrito. Ha escrito una gran novela sobre la RAZA, sobre una  raza de la que no tuvo conciencia hasta que pisó los Estados Unidos porque como dice la bloguera nigeriana, protagonista del libro: “Queridos negros no estadounidenses, cuando tomáis la decisión de venir a Estados Unidos, os convertís en negros” “... y me convertí en negra precisamente cuando llegué a  EEUU. Cuando  eres negro en Estados Unidos y te enamoras de una persona blanca, la raza no importa mientras estáis los dos juntos y a solas, porque estáis únicamente vosotros y vuestro amor. Pero en cuanto salís a la calle, la raza sí importa”, p. 381

“Los negros estadounidenses también están cansados de hablar de raza”, p. 426 …

“el racismo  tiene que ver con el poder de un grupo y en Estados Unidos son los blancos quienes detentan ese poder”, p. 427

“... en la jerarquía estadounidense de la raza, el judío es blanco ero también está unos peldaños por debajo del blanco”, p. 250

“A mí me dio la impresión de que en EEUU  los negros y los blancos trabajan juntos pero no juegan juntos, y  aquí (Inglaterra) los negros y los blancos juegan juntos pero no trabajan juntos”, p.362

Una novela sobre la DESESPERACIÓN del inmigrante “ilegal” y su angustiosa lucha por conseguir papeles... 

“Fue él quien sintió el peso de las esposas durante el traayecto a la comisaría, quien en silencio entregó su reloj y su cinturón y su billetero, y  observó al policía coger su teléfono móvil  apagarlo”, p. 367 “… pero nunca con una angustia que le retorcía las vértebras”, p.369

Aún así, también es una novela de esperanza en el destino de Africa en general y Nigeria en particulae y orgullosa de su cultura  y sus raíces.Y una novela de AMOR, un amor verdadero que envuelve toda la novela, que transpira a través del tiempo, de las dificultades, de todos los otros amores, de los éxitos y de los fracasos de Ifemelu y Obinze, protagonistas de una relación que rezuma sinceridad, igualdad, respeto   … un amor incondicional.

“... y entre ellos creció el silencio, un silencio antiguo que los dos conocían. Ella estaba dentro de ese silencio y estaba a salvo”, p. 566

“Nunca había gozado  antes de eso, de ser escuchada, de ser realmente oída  ...”, p. 577


Y una novela necesaria (ya lo avisa Elvira Lindo en el prólogo) que transita sobre tres culturas y tres continentes, “una novela que ensancha el espíritu” (Elvira, también) y que trata de la raza, de la inmigración, del amor y de muchos otros temas, (“Por qué la gente preguntaba de qué trata como si una novela tuviera que tratar de una sola cosa”).  Y si las 610 páginas anteriores no fueran suficientes, cuando llegamos a la 611 la emoción nos embarga con un final que, de tan esperado, se iba presumiendo  más y más inverosímil cuanto más se acercaba.


Su autora, Chimamanda Ngozi ha obstenido importants reconocimientos literarios en EEUU y además se ha hecho mundialmente célebre por su  lúcido discurso feminista.

*Americanah es el término con el que en Nigeria se refieren a quien regresa al país después de sus estudios y desarrollo profesional en los EEUU.