sábado, 13 de noviembre de 2010

Réquiem por una letra


Yo ya no soy la que era,

vivo sin vivir en mí

(como la santa poeta).

Me quieren cambiar el nombre,

dejarme sin mi apellido,

sin historia, sin familia...



Yo quiero que tú comprendas

que esto no es tontería,

que ser nieta de filósofos

o nacer en Syracusa

nunca puede ser lo mismo

que el abuelo cantepop

en un club de Liverpol.


Yo era casi único testigo

en los libros y en las aulas

de tiempos sabios de antaño,

de la historia de este lado;

como mi tocaya y prima

que comparte mi destino,

conservábamos esencias

de la cultura fenicia.


Yo y ella, ella y yo,

huérfanas y desnudas,

ambas perdemos el rumbo,

náufragas en mar de olvidos.

Mi apellido arrastra al suyo,

deshace los parentescos

y nos deja sin pasado,

sin raíces, sin futuro.


Yo viajé hasta el otro mundo,

me amoldé a nuevos acentos,

me cambiaron a su antojo, embellecieron mis tonos.

Pero no quiero uniformes

que oculten otros encantos,

que ignoren de dónde vengo,

que desprecien mi legado.



Yo ruego que este lamento

corra mucho, llegue a tiempo,

cruce el charco, llegue lejos,

al mismo país de México,

o Méjico, si usted gusta,

pues en tal caso se supo

respetar el viejo uso.

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