sábado, 18 de septiembre de 2010

¿Quién paga las facturas?








Las 8 horas del papa Benedicto XVI en Santiago de Compostela costarán 3 millones de euros. A diferencia de lo ocurrido en Reino Unido, donde se exige una cuota de entre 12 y 30 euros a los fieles, en las próximas visitas de Benedicto XVI a España, no se cobrará la entrada por asistir a las misas y actos públicos oficiados por el Papa. Sin embargo, y a pesar de no tratarse de visitas de Estado, sino de viajes apostólicos, el Estado y las administraciones autonómicas y locales asumirán todos los gastos de seguridad, asistencia sanitaria, infraestructuras y dotación de los centros de prensa.

Yo suscribo la opinión del presidente de Europa Laica, Francisco Delgado, quien exige la derogación del Concordato y asegura que, si bien esos actos son absolutamente legítimos y respetables, deben ser financiados con los recursos propios de la Iglesia, que son muchos, y con las libres aportaciones de los fieles que quieran hacerlo.


Pero quiero enlazar esta cuestión con los costes de viajes, representación, manutención, vacaciones, etc. etc. etc. de la familia real española. Datos que quedan bastante opacos pues se reparten en distintos conceptos de los Presupuestos del Estado, no sólo en el capítulo que hace referencia a la propia institución y que considero desorbitados independientemente de cuál fuera la situación económica general. Siempre que expreso esta opinión me encuentro con alguien que me rebate que eso no es problema de la institución monárquica que lo mismo nos costaría una Presidencia de República. Pues no sé si costaría más o menos, difícilmente creo que fuera más pero, desde luego, no sería lo mismo. Para empezar el presupuesto sería el que Las Cortes Españolas aprobaran y se destinaría para sufragar los gastos de las funciones de una persona elegida tras un proceso democrático y, además, no habría que mantener las residencias, los gastos de representación, ... de toda su parentela.
Pero bueno, ya sabemos que este debate está silenciado en nuestro país. En realidad, deberíamos estar agradecidos de que la propia Casa Real haya pedido de motu propio austeridad en sus asignaciones. Una razón de más para apreciar su condición de "servidores" pues el resto de los españoles no necesitamos pedirla, nos la dan por decreto.









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