sábado, 24 de abril de 2010

Más sobre la escuela


Además de que «casi ocho de cada diez inmigrantes estudian en la escuela pública», «muchas familias optan por un colegio privado o concertado para evitar a los inmigrantes». Estas frases se han podido leer recientemente en Heraldo de Aragón, coincidiendo con el proceso de solicitud de plazas escolares para el curso próximo. También en foros de Internet se encuentran lindezas y opiniones muy estereotipadas sobre la ‘guetización’ de ciertos colegios públicos o de cómo algunos concertados (financiados con dinero público, no nos olvidemos) desarrollan un discurso disuasorio hacia determinados colectivos. Me duele por el desprecio hacia los pequeños inmigrantes que se desprende de estas afirmaciones hechas tan intencionadamente, lo siento también por los niños y niñas "oriundos" cuyos padres y madres colocan estos anti-valores en la prioridad de su educación, adultos que crecieron en un mundo ‘uniforme’ y que no se han enterado de que sus hijos lo están haciendo en otro muy diferente, que la diversidad de gentes, culturas, credos, ... está en los medios, en la calle, en los Erasmus, en el trabajo, en el deporte… ¿Cómo van a preparar a sus hijos para todo ello si pretenden aislarlos en guetos monoculturales? ¿Por qué consideran una mala influencia compartir aula con compañeros que, en las más de las ocasiones, cuentan con un bagaje de experiencias enormemente interesantes? Jóvenes que hablan de forma fluida dos o más idiomas y aprenden en tiempo récord uno nuevo, el español. ¿No es un lujo tener ese modelo al alcance? La sociedad de hoy es compleja y una escuela que no sea reflejo de sus múltiples facetas no está preparando para la vida. Soy consciente de que no todo es idílico, que una escuela pública que concentra un porcentaje muy elevado de alumnado con problemas familiares y económicos (ésa es la madre del cordero, porque si son ricos ya cambiamos la categorización y pasan a ser extranjeros) requiere de mayores esfuerzos por parte del profesorado y de toda la sociedad. Pero eso tiene una solución muy fácil: reconsiderar todo el apartado de conciertos económicos, de tal manera que los recursos económicos se destinene mayoritariamente a esos centros que tienen una población más necesitada de apoyos educativos. ¿Para cuando un gobierno valiente y de verdadera izquierda que se atreva a poner sobre la mesa este asunto?

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